Depurativa. La alcachofa tiene propiedades depurativas y efecto diurético que promueven la pérdida de peso. Perfecta para evitar la retención de líquidos.
Anti-grasas. Favorece la digestión de las grasas y la eliminación de toxinas de nuestro cuerpo. Es un verdura muy adecuada en dietas de adelgazamiento, ya que ayuda a perder volumen y su contenido calórico es bastante escaso.
Buena para el hígado. Entre las propiedades terapéuticas de la alcachofa destaca su capacidad de regular la formación y salida de bilis. Ejerce acción reguladora sobre el riñón, favorece la eliminación de agua y sustancias de deshecho. Por eso, está indicada para todas las enfermedades funcionales y orgánicas de hígado, vesícula biliar y vías biliares, así como para los trastornos de los órganos digestivos que de ellas deriven. Una infusión de alcachofa ayuda a que se recupere en caso de padecer alguna enfermedad hepática, como la cirrosis o hepatitis.
Digestiva. La alcachofa es rica en fibra por lo que su consumo proporciona sensación de saciedad y actúa como ligero laxante favoreciendo el tránsito intestinal contribuyendo a aliviar o prevenir el estreñimiento.
Reduce el colesterol y los triglicéridos. Este efecto se debe a la presencia de cinarina en la alcachofa, una sustancia que actúa evitando la síntesis de endógena de colesterol y lípidos al mismo tiempo que aumenta la excreción biliar de colesterol y su transformación en ácidos biliares.