La centella asiática es un excelente aliada contra la celulitis, aporta firmeza y elasticidad a la piel, y ayuda a eliminar con el tiempo los acúmulos de grasa y las estrías. Se aplica con éxito sobre eritemas o enrojecimientos de la piel a causa de problemas capilares, y sobre urticarias con aparición de ronchas.
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La centella asiática es una planta medicinal con diversos beneficios para la salud, entre ellos, principalmente, contribuye a potenciar la producción de colágeno, la proteína que interviene en la piel, en las articulaciones, los huesos y los músculos. Aporta dureza y firmeza a estos tejidos y detiene la flaccidez. El asiaticósido estimula la activación fibroblástica y el colágeno in vitro, lo que le confiere una clara acción reepitelizante, muy útil para reparar la piel dañada.
Las principales indicaciones y beneficios de la centella asiática son:
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Se aplica en uso tópico sobre heridas, llagas y úlceras de la piel.
Restaura la piel dañada tras una intervención quirúrgica, una quemadura, o una herida con desgarro.
Mejora la permeabilidad capilar y favorece la cicatrización natural. Previene la formación y la persistencia de cicatrices muy visibles.
Muestra un efecto dermoprotector y antiinflamatorio, se indica sobre eccemas, forúnculos, dermatitis atópica y picaduras de insectos.
La centella es un excelente aliada contra la celulitis, aporta firmeza y elasticidad a la piel, y ayuda a eliminar con el tiempo los acúmulos de grasa y las estrías.
Se aplica con éxito sobre eritemas o enrojecimientos de la piel a causa de problemas capilares, y sobre urticarias con aparición de ronchas.
La hidrocotile asiática se ha ensayado para el tratamiento natural de la psoriasis, con escasos resultados.
Destaca como un buen remedio para tonificar las venas y prevenir la insuficiencia venosa. Se destina al tratamiento natural de la flebitis, las varices y las hemorroides. En general se la combina con otras plantas que potencien su acción.
Es un apoyo ginecológico, en la cura natural de la distrofia vulvovaginal, la vulvovaginitis y la cervicitis o inflamación del cuello del útero. Consulta antes con tu ginecólogo.
La centella asiática repara las mucosas dañadas de la boca, acelera la curación de úlceras y llagas bucales, glositis –lengua inflamada– y gingivitis o encías inflamadas. En tal caso se aplica como enjuague o gargarismo.
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Es un buen complemento en caso de inflamación ocular, párpados inflamados, córnea inflamada, o queratitis y conjuntivitis. Se aplica en forma de colirio o lavaojos.
Por vía oral, como planta tónica, se destina a combatir la falta de energía, la fatiga, y la debilidad física.
Se ha demostrado que la centella actúa como un vasodilatador cerebral. Se le atribuye la facultad de potenciar la memoria y la capacidad de concentración. Ayuda a disminuir los episodios de despistes y desorientación que afectan a muchas personas mayores. Estos puntos no cuentan con consenso científico.
Se le atribuyen también virtudes sedantes y ansiolíticas, útiles para encarar situaciones nerviosas, como ataques leves de ansiedad, irritación nerviosa y palpitaciones nerviosas.
Por sus virtudes antisépticas y antibacterianas, se ha indicado en caso de infección gástrica y urinaria, en procesos gripales y alergias respiratorias. Pero cabe recordar que puede resultar irritante, y debe ser asociada a plantas demulcentes.
No es menos eficaz como planta diurética y desintoxicante. Mejora la circulación linfática –flujo de líquidos corporales–, ayuda a eliminar las toxinas por la orina, y a prevenir la aparición de impurezas en la piel.
Puede servir de apoyo contra el sobrepeso al contravenir la retención de líquidos.